Dificultad: Baja
Tiempo: 4 horas (ida y vuelta)
Al igual que en Otal, partimos desde San Nicolás de Bujaruelo. En el llano de Oncins giramos a la derecha y tras cruzar el puente (cuya badina es toda una tentación en verano) subimos lenta pero continuamente por la garganta del Ara, atravesando sus hayedos y pinares, cayendo en la tentación de descender al puente colgante, esfuerzo físico que merece la pena por lo único del entorno. Tras dos horas vamos a llegar a una caseta de pastores donde disfrutaremos del hayedo de Ordiso, el más alto del valle. Allí decidiremos si bajamos al río para ascender luego por la montaña que en realidad es una gigantesca marmotera o nos quedamos aquí, regresando luego por la misma ruta que hemos utilizado.
Curiosidad: el hayedo de Ordiso es el primero que engancha los colores del otoño. Su amarillear nos indica que el invierno está a la vuelta de la esquina.